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Dionisos o la integración de la conciencia
Dionisos es la figura más fascinante de la mitología griega.
Es el dios de la ebriedad y la locura, del vino y de los enteógenos, de la revelación del futuro y de lo invisible.
Es el dios que encarna el efecto que producen los psicodélicos y embriagantes en las personas y transmite la capacidad de ver el mundo oculto que ofrecen estas drogas.
En él residen la creatividad, el éxtasis y la capacidad para suspender temporalmente la estrecha identidad personal.
Simboliza un universo femenino e inconsciente, reino del misterio de la vida, de las fuerzas terrenas y del cambio perpetuo. Su leyenda nos habla sobre el significado de la temperancia, la responsabilidad y la libertad.
Su figura recalca las contradicciones inherentes a una fuerza dominada por Tánatos y Eros: el orden y el caos, el miedo y el entusiasmo, la creatividad y el estancamiento, el amor extático y la destrucción, la disciplina y el constante cambio, tantas veces caótico y violento.
Según Walter Otto, “Dionisos es el dios loco cuya aparición provoca el frenesí entre los humanos, es hijo del éxtasis y del temor, de la furia desatada y de la liberación más dulce”.
Hijo de Zeus y de Sémele —del gran espíritu y de una humana divinizada cuyo nombre significa La Tierra—, el nombre de este dios denota…